martes, 17 de mayo de 2011

¿Por qué vamos a la escuela?

Si Steve Jobs, Bill Gates, Salvador Dalí, Albert Einstein y muchos personajes que sí trascendieron se dieron cuenta de que la universidad no era necesaria, ¿Qué hacemos millones y millones de personas en un aula? ¿Qué hacemos aquí los que nos levantamos el cuello llamándonos afortunados y sintiendo lástima por "los que no tienen esta oportunidad"? Pues sencillo, estamos aquí por 3 razones: porque no somos genios, porque aún no sabemos si somos genios o porque somos genios y nos divierte ver como los demás aprenden en manada las reglas que han de regir su vida.

Tengo junto a mi una hoja que me dice paso a paso cómo debo dar un discurso, ya saben; como la comida de microondas que compra la gente que no sabe cocinar o no tiene tiempo de cocinar, y justo eso nos han dado, un manual rápido para preparar un discurso para gente que no sabe reflexionar o no tiene tiempo de hacerlo. Y así es todo en la universidad (desde secundaria, para ser más específicos; o puede que en todos los niveles). La universidad está llena de reglas para gente que no se sabe gobernar, de fórmulas para gente que no sabe razonar; gente que en su mayoría no va a trascender (con excepción del segundo y tercer grupo antes mencionados).

Personalmente me parece muy bien que existan las escuelas, y sobretodo las universidades, son muy necesarias, gracias a ellas la gente creativa, culta y líder tiene gente calificada para seguir órdenes; ¿qué sería de aquellos genios si no hubiera borregos?...Lo mismo pasa con las religiones; se han inventado para todos aquellos que no saben gobernar su fe, porque todos tenemos hasta cierto punto fe, pero no todos saben que hacer con ella.

En sí, podemos decir que los "líderes natos" tienen la vida ganada, pero no es así; hay que recordar que existen los típicos: "amigo del amigo" o "primo del amigo"; aquellas personas que tienen "palancas" y que logran llegar alto gracias a sus lambisconerías o suerte genética. ¿Qué sucede cuando un borrego llega al poder?...esa es una pregunta que yo no les voy a responder, dejaré que reflexionen un segundo...

Estoy seguro que estos 3 puntos suspensivos sobraron para tener la respuesta, y es que la política y la televisión están llena de estos borregos que llegaron por suerte a la cima; pero esto es relativo, ya que hablamos de llegar a la cima, a la cima de los borregos porque por muchos cargos superiores que estos tengan, jamás pasarán sobre un verdadero genio.

"El payaso no soy yo sino esta sociedad monstruosamente cínica y tan puerilmente inconsciente, que juega al juego de la seriedad para disimular su locura. No lo repetiré bastante: yo no estoy loco. Mi lucidez ha alcanzado un nivel de calidad y de concentración que no existe en este siglo ninguna otra personalidad más heroica y más prodigiosa; excluyendo a Nietzsche (y repito, murió preso de la locura) no se encuentra un equivalente en los otros. Mi pintura es testimonio de ello".
Por supuesto, Salvador Dalí

Cito a pesar de ser un poco renuente a hacerlo. ¿Y por qué lo soy? Porque varias veces me ha pasado que pongo ideas mías en mis investigaciones o tareas ("¡qué ultraje, cómo se atreve! ¿poner ideas propias?"), y cada que hago esto recibo una llamada de atención como está:
-y esto ¿de dónde lo has citado?
-No es una cita, es una idea mía
-y tú, ¿quién eres para opinar?
La repuesta es obvia, al menos para mí: "Yo soy el que escribió este texto, y al igual que todos los autores que pueden ser citados aquí, yo también tengo una opinión. Véanlo así:

Galileo contradijo a la inquisición (tenía razón)
Johann Sebastian Bach contradijo las reglas del contrapunto renacentista (enriqueció la música), después Ludwig Van Beethoven, Claude Debussy y muchos más hicieron lo mismo: contradijeron y trascendieron.
Albert Einstein era tan indisciplinado que no merecía aprender física, por supuesto, era más atractivo revolucionar la física.
Cristóbal Colón zarpó hacia el oeste para llegar al este.

Todos ellos son unos malditos locos, ¡Qué afortunados!