miércoles, 3 de septiembre de 2014

Las Fotos de Jennifer Lawrence y su Lección sobre la Privacidad

Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. Esta es la famosa frase que se ha popularizado para dar a los visitantes de dicha ciudad la seguridad de que su privacidad será respetada. Esta frase se ha vuelto tan conocida que en la actualidad aplica en muchos sitios, incluso en Internet, aunque con la diferencia de que, como sabemos, estar en Internet es estar en manos de todos.

Lo que pasa en Internet se queda en Internet y para desgracia de las celebridades, los hackers lo saben muy bien. No se si se acuerda que hace unos ayeres fue muy escuchado el escándalo de las fotos comprometedoras de Scarlett Johansson que se filtraron en la red gracias al trabajo de un "celebgate" y que estuvieron en manos de todos (sí, ya todos la conocemos muy bien), y esta semana le tocó la misma suerte a Jennifer Lawrence.

Foto de Jennifer Lawrence en blanco y negro
Como todos podrán imaginar, la noticia se expandió en minutos y llegó un punto en el que Twitter se convirtió en una especie de sitio pornográfico donde bastaba entrar al Trending Topic "Jennifer Lawrence" (porque obvio era TT) para ver las famosas fotos. La primera reacción de la actriz y de sus abogados es la esperada; bloqueos a todos los sitios que mostraran estas imágenes, e incluso Twitter aportó con su granito de arena bloqueando todos los tweets que mostraran estas imágenes (¡Cómo ha avanzado la tecnología!). Sin embargo, sabemos que una vez que las fotos son hackeadas y publicadas en un sitio, jamás podrán ser suprimidas de la red, ya que montones de personas las tendrán publicadas en diversos servidores e incluso en sus propios discos duros.

Creo que cuando suceden cosas como esta, lo único que le queda a las celebridades es resignarse, aprender del error y seguir adelante procurando no cometer más errores similares. Es increíble que aún existan personas que crean que existe un poco de privacidad en Internet; por favor grábense bien esto: en Internet no existe la privacidad; por supuesto existen las contraseñas que nos permiten limitar el acceso a nuestra información personal, pero estamos hablando de un sistema de comunicación en el que todos estamos conectados y que funciona a partir de códigos, y todos los códigos son descifrables, y cuando alguien sabe descifrar códigos, evidentemente tendrá acceso a la información que quiera. Por eso, algo que podemos aprender de toda esta anécdota es que: si no quieres que alguien vea algo, mejor no lo subas a la red.

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